Las claves sobre bioestimulación en olivar cobran mayor importancia en el mediterráneo si tenemos en cuenta que solo España concentra el 35% de la producción de aceite de oliva a nivel mundial, un 44% a nivel europeo. Nuestro país cuenta con aprox. 2.733.600 hectáreas de olivar (destinado a almazara y a aceituna de mesa), de las cuales un 70% son de secano. Gran parte de l olivar de regadío se encuentra bajo régimen de riego deficitario o de mantenimiento, reflejándose lo expuesto que se encuentra este cultivo a las inclemencias climáticas, principalmente a las más frecuentes sequías y altas temperaturas.
Es incuestionable la necesidad de una estrategia de trabajo que ayude al cultivo a superar el estrés hídrico y térmico. Para ello, el uso de bioestimulantes en el olivar juega un papel fundamental en muchos aspectos: aliviar sus efectos en las plantaciones, optimizar el desarrollo en cada una de las etapas fenológicas del cultivo, mantener una producción estable en el tiempo y evitar la vecería del cultivo o disminuir los dientes de sierra, cada vez más acusados debido principalmente al estrés hídrico y térmico al que se ve sometido el cultivo.
Del mismo modo, actualmente la producción agrícola en Europa se encuentra en una fase de cambio constante en la que se están eliminando numerosas sustancias activas de uso fitosanitario. Estas se destinaban a combatir numerosas plagas y enfermedades, mientras que actualmente se prima un cultivo mucho más sostenible, eficiente y respetuosos con el medio ambiente pero también con los trabajadores y consumidores finales. Para afrontar todo este paradigma con éxito, es clave un adecuado uso de bioestimulantes, ya que nos ayudarán a obtener el máximo rendimiento de nuestro cultivo mediante la activación de las siguientes vías:
A nivel celular:
Activación de diferentes rutas metabólicas clave en momentos críticos del ciclo de cultivo para el manejo del estrés biótico y abiótico, optimizar el desarrollo vegetativo y mejorar los parámetros de calidad, mediante el endurecimiento de la pared celular, mejorando su lignificación y engrosamiento, son claves sobre bioestimulación en olivar.
A nivel nutricional:
Completar las fases de alta demanda nutricional, corregir carencias y deficiencias, y optimizar el equilibrio nutricional de los cultivos para lograr un alto rendimiento. Protección de la raíz y la rizosfera mediante la regeneración de la microbiota del suelo, la optimización de los recursos hídricos, y la bio fertilización (fijación de Nitrógeno y solubilización de Fósforo y Potasio). De esta manera, las plantas estarán más sanas y fuertes para afrontar cualquier problema externo que pueda afectar a su adecuado desarrollo y son claves sobre la bioestimulación en olivar.
A nivel del sistema de defensas:
Hacer frente a las plagas y enfermedades con alternativas sostenibles, bien sistémicas o de contacto, y optimizar los tratamientos por vía foliar y radicular, entrenando y poniendo en alerta el sistema defensivo interno de las plantas. Como resultado, estos sistemas estarán más capacitados para responder ante cualquier injerencia externa, permitiendo que la planta se defienda por sus propios medios.
Por todo lo anteriormente indicado, el uso de bioestimulantes (que es sin duda una de las claves sobre bioestimulación en olivar) aportará numerosos beneficios y son claves sobre la bioestimulación en olivar, pues ayuda a conseguir un cultivo más sostenible, eficiente, respetuoso con el medio ambiente y por supuesto, rentable para el agricultor. Los bioestimulantes adecuados, usado en momentos precisos, contribuyen a paliar los efectos negativos causados por diversos tipos de estrés y, de la misma manera, a obtener rendimientos productivos superiores compatibilizando técnicas sostenibles y eficientes, aun en condiciones extremas para un cultivo que últimamente está sufriendo de manera severa las inclemencias climáticas.