El mercado ofrece una gran cantidad de productos destinados a paliar  y evitar el estrés salino. Algunos de ellos están más enfocados en la sustitución del sodio por calcio mientras que otros contemplan los factores de osmorregulación para conseguir una mejor adaptación de la planta a la situación de estrés salino.

productos para estrés salinoSin embargo, en la mayoría de los productos para evitar estrés salino se dificulta establecer la dosis correcta para el cultivo según las condiciones.

La elección de la dosis del producto para evitar estrés salino debería depender del nivel de estrés salino que tenga el cultivo, que, a su vez, estará condicionado por los siguientes factores:

  • Sensibilidad específica del cultivo a la salinidad
  • Conductividad eléctrica del suelo
  • Conductividad eléctrica del agua de riego
  • Textura del suelo
  • Otros, como condiciones climáticas específicas, sistema y frecuencia de riego.

De todos estos factores (y otros que pudieran añadirse), los más relevantes son los dos primeros.

La sensibilidad específica del cultivo es una cuestión que está estudiada desde hace muchos años y pormenorizada para cada cultivo en diferentes publicaciones científicas. Este es un punto de partida relevante para conocer cuál va a ser el grado de estrés salino en función de la conductividad eléctrica.

Medición de la conductividad eléctrica para evitar el estrés salino

Suele haber confusión con respecto a cuál debe ser la conductividad eléctrica de referencia para estimar este grado de estrés salino. El valor de conductividad eléctrica que se debería tomar y que se usa en los estudios de la sensibilidad específica de los cultivos, es la conductividad eléctrica en extracto saturado (o pasta saturada) del suelo.

Esta medida de conductividad se realiza saturando el suelo de agua y extrayendo mediante vacío la solución del suelo asociada a este. Esta medida es la más relevante porque es la que más se acerca a las condiciones de salinidad que va a haber cuando la planta trata de extraer la solución del suelo.

En ocasiones los laboratorios pueden realizar la medida de la conductividad en una dilución de suelo (1:1, 1:2´5 o 1:5). Para estos casos, existen fórmulas para calcular el valor de la conductividad eléctrica del extracto saturado en función del factor de dilución concreto y de la textura del suelo.

 

La textura del suelo y la conductividad eléctrica del agua de riego, así como las frecuencias de riego son factores que indiscutiblemente influyen, pero son los que van a determinar finalmente cuál va a ser el grado de conductividad eléctrica en el extracto saturado, que es el dato relevante, como comentamos.

Esto es así porque podría darse el caso de tener un suelo muy arenoso o muy pedregoso, en el que hay mucha lixiviación y con un cultivo que se riega con mucha frecuencia, y aunque el agua de riego tenga una alta conductividad, puede ocurrir que ese suelo no tenga tanta salinidad como se pudiera pensar, porque las sales no se acumulan en exceso. También puede suceder que haya un suelo cerca del mar, haya intrusión marina y el suelo tenga una alta salinidad, incluso cuando el agua de riego sea de buena calidad o tenga buena textura.

Si a la hora de dosificar el producto para evitar estrés salino, no se dispusiera del dato de la conductividad eléctrica del extracto saturado, recordemos la importancia de valorar el aspecto del cultivo en cuanto a daños por salinidad.

Otro aspecto importante en cuanto a la dosis de los productos enfocados a la salinidad es que, en la mayoría de los casos, las etiquetas muestran las dosis de aplicación por hectárea y ciclo y evidentemente, va a haber mucha diferencia entre una hortícola de ciclo corto y un cultivo anual como puede ser un cítrico. Por tanto, es necesario exigir a los fabricantes de dichos productos que establezcan una dosificación por mes o por semana para facilitar el uso de estos productos.

 

En conclusión, es muy importante poder ajustar bien la dosis de este tipo de productos para conseguir minimizar los daños asociados a la salinidad.

La salinización de los suelos es uno de los principales procesos de degradación que afectan al suelo. Se estima que sobre 800 millones de hectáreas en el planeta están afectadas por sales según la FAO.

De acuerdo con la FAO y con la UNESCO, 10 millones de hectáreas de regadío son abandonadas anualmente por causa de los efectos adversos de la salinización. Cada año se salinizan unos 0.5 millones ha de regadío.

Teniendo en cuenta la evolución prevista en la desertización y la salinización de los suelos, y las perspectivas del crecimiento de la población en los próximos años, la lucha contra la salinidad y en favor de la conservación de los suelos será crucial para poder abastecer de alimentos a la población. Las políticas internacionales deberán estar encaminadas a ello y en este aspecto, aquellos agroquímicos que permitan solucionar los problemas derivados de dicha salinidad serán una herramienta de gran utilidad.

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