Nutrición en las plantas: evolución y métodos actuales

La nutrición de las plantas de una forma completa y equilibrada requiere del aporte de cada nutriente en las cantidades adecuadas.

 

Los macronutrientes secundarios (calcio, magnesio y azufre)  deben ser suministrados a lo largo del ciclo de la planta, especialmente en el caso del calcio y de magnesio.

 

Los micronutrientes (hierro, manganeso, zinc, cobre, boro, molibdeno y cloro) son elementos presentes en el suelo a menores concentraciones y, por tanto, son absorbidos en bajas cantidades por las plantas. Pese a esto, juegan un papel fundamental  en el desarrollo vegetativo de los cultivos por lo que la falta de cualquiera de estos elementos perjudica seriamente el rendimiento y la calidad de la cosecha, aunque el resto de nutrientes estén en un nivel óptimo.

 

El correcto suministro de estos nutrientes condiciona la disponibilidad de los mismos para la planta.

Métodos antiguos para el suministro de nutrición en las plantas

Tradicionalmente, la aplicación de macronutrientes secundarios y micronutrientes a los cultivos se ha realizado mediante el aporte directo de sales, puesto que era la fuente más disponible. Sin embargo, el uso de estas sales tiene varios  inconvenientes.

 

Las sales por ser aplicadas a altas dosis, incrementan  la conductividad eléctrica en el entorno radicular y en consecuencia afectan negativamente la absorción radicular de los nutrientes especialmente en aquellos cultivos más sensibles a la salinidad. Además, son compuestos que se lixivian con facilidad y que, en el caso de las sales a base de nitratos, su aplicación deriva contaminación medioambiental.

Por otro lado, las investigaciones realizadas en las últimas décadas han demostrado que la presencia de un nutriente en el suelo no garantiza su disponibilidad para la planta, ya que, para que éste sea  absorbido, no sólo debe estar en determinado estado de oxidación (valencia), sino además  totalmente disuelto en la solución del suelo.

 

Las interacciones entre los distintos componentes del suelo, el nivel de pH, el contenido de materia orgánica o en caliza activa son factores determinantes en la disponibilidad de los nutrientes para las plantas. Por tanto, para asegurar la disponibilidad, los nutrientes deben encontrarse en una forma química estable.

 

Nutrición de las plantas en la actualidad

A finales del siglo XX, se introdujo el uso de  los quelatos en agricultura, puesto que son productos de alta estabilidad capaces de mantener los iones metálicos rodeados de una molécula orgánica (agente quelante), con el fin de  salvaguardarlos del entorno que favorecería su precipitación en forma insoluble y, por tanto, no disponible para la planta.

 

Más tarde aparecieron los agentes complejantes, los cuales tienen la misma finalidad pero, a diferencia de los quelatos, proceden de sustancias presentes en la naturaleza y normalmente con menor estabilidad.

 

La estructura química de los quelatos es bien definida, sin embargo, algunos complejantes pueden ser químicamente diferentes en función de los procesos de obtención empleados. Así que, en muchos casos, estos procesos determinan la calidad funcional del complejante.

Ambas  sustancias (quelatos o complejos) se caracterizan por ser utilizadas a  dosis mucho menor que las  establecidas para las sales. Así se  contribuyen con la sostenibilidad agrícola  (puesto que se reduce la contaminación por arrastre de fertilizantes) y es más adecuado para el cultivo (puesto que no tienen tanta incidencia sobre la conductividad eléctrica, al contrario que las sales).

 

Los agentes quelantes y complejantes están reconocidos actualmente como la fuente más eficaz para el aporte de macroelementos secundarios y microelementos. Su uso está extendido a nivel mundial y en constante crecimiento. En el mercado hay gran cantidad de productos quelatados y complejados sin embargo, a veces no queda bien definido el uso que correspondería a cada tipo de producto.

 

¿Cómo mejorar el suministro de nutrientes en las plantas?

 

Tradicionalmente se ha comentado que los quelatos, debido a su constante de estabilidad mayor, podrían ser más adecuados para aplicaciones radiculares, puesto que son capaces de mantener al nutriente de manera estable y evitar que precipite o reaccione con otros componentes del suelo.

 

Por el contrario, debido a que las constantes de estabilidad de los agentes complejantes suelen ser menores, son productos que se han posicionado generalmente  para aplicaciones foliares, en las que teóricamente no haría falta que la constante de estabilidad fuese tan elevada.

Desde el departamento de I+D de DISPER nos planteamos si estas afirmaciones eran ciertas y por ello, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández, consultamos todas las publicaciones de bases de datos científicas sobre las propiedades y efectividad de cada uno de los agentes quelantes y complejantes.

 

Pudimos comprobar que estas afirmaciones no eran del todo ciertas y, a partir de estas conclusiones, quisimos saber cómo suministrar los nutrientes de forma más eficiente a los cultivos.

 

Realizamos un proceso de varios años de investigación con la universidad, en el que planteamos  varias hipótesis destinadas a comprobar si la combinación de agentes quelantes y complejantes, con diferentes constantes de estabilidad, permitiría provechar las propiedades más beneficiosas de cada uno, generando así un efecto sinérgico.

 

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